¿Que la comida típica sólo se consigue en su lugar de origen?; este
paradigma es roto ampliamente por Fulanitos, un restaurante de comida valluna
que trae a Bogotá lo mejor y más representativo de la comida de esta región del
país de donde provengo.
Aquí el sancocho de gallina, el arroz atollado, la lulada, el jugo de badea
y mora, los tamales cartagüeños, la chuleta, el champús, el aborrajado, las
empandas y marranitas hacen presencia con todo su sabor y tradición.
Si usted quiere hacer una expedición gastronómica sobre esta cocina, sin
lugar a dudas este es el restaurante, pero el mismo tiene una particularidad y
es que tiene 4 sedes, que entiendo, operan de manera independiente, es decir,
tienen 4 dueños diferentes, quienes operan sus propios locales en La Candelaria
(Centro histórico de la ciudad), Centro internacional (Centro financiero),
Quinta Camacho y Calle 82; ahora bien, al margen que esto sea cierto o no, me
voy a referir a los dos que me parece vale la pena visitar:
Fulanitos La Candelaria:
Esta zona de la ciudad, para quienes no conocen, es el casco antiguo de la
ciudad, el cual está poblado de casas antiguas, con calles empedradas,
bautizadas con nombres, como se hacía antaño; es en este marco en el cual se
ubica una de las sedes del restaurante, lo que le brinda un encanto único, realzado
por la casa donde funciona: una construcción de aproximadamente 280 años, la
cual ha sido restaurada, que incluye una vista maravillosa sobre esta parte de
la ciudad, especialmente en los días soleados, que cada vez son más frecuentes
por los cambios climáticos (fenómeno agradecido por la mayoría de los
emigrantes de otras zonas del país).
De esta sede en particular destaco el arroz atollado, que es mi opinión es
el mejor de todos lo que puede encontrar en sus 4 sedes, el cual puede ser
complementado con una caminata por el sector o un buen postre en algunos buenos
lugares que hay por allí.
Fulanitos Calle 82:
Mi preferido de todos, donde se come quizás, el mejor sancocho de gallina de
toda la ciudad, la atención es cálida, los platos son generosos y su sazón es
casera; todo lo que he probado allí es sumamente rico, en mi concepto tienen
una excelente relación precio/calidad y es ideal para el fin de semana con
familia y amigos. Es conveniente llegar temprano, ya que de lo contrario
se encontrará con una fila que es usual, especialmente después de la 1:30 pm
aproximadamente.
Este es un lugar que frecuento y siempre tiene mis mejores elogios en el
segmento de comida típica... ¡No deje de visitarlo!
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